3/12/2010

Final…

Regresaba a su cuaderno y con el algunas lágrimas, recuerdos inesperados. Tormentas de emociones que solo se calmaban al terminar sus escritos. Sentimientos plasmados en un papel.

Los ojos del artista podían ver matices incluso donde aparentemente no los había. Los tristes matices de una habitación vacía, de un parque sin niños, de un cielo sin nubes. Tonalidades inalcanzables para un pincel.

El olor a tabaco y a café que recordaba a la oficina, eran sus aromas favoritos. La oficina donde trabajaba con ella. 

Le recordaba a la oficina...

Nunca en sus 23 años el había sentido algo así por alguien. Quizás  sus ojos claros como el cielo, o su cabello largo largo y negro fueron los que lo arrastraron hasta ahí. Su sonrisa.

Y ahora, todos esos sentimientos, tan fielmente resguardados en sus recuerdos, hacían que él se desvelara de vez en cuando al escribir.

Él… el artista… escribiendo durante noches sin detenerse, caminará por última vez hacia el final de sus recuerdos hoy, en este escrito…

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