11/30/2007

La parada de autobús

Yo esperaba el autobús, como todos los días después de ir a la escuela. Sentado en una de esas bancas, mientras pensaba .. bueno no estoy seguro de que pensaba, pero recuerdo que era una linda tarde después de la escuela. Quizás pensaba en todo lo que había hecho en el día, cuando de pronto, una linda chica se sentó justo a mi lado. Sin duda me quedé pasmado, ya que había tanto espacio en la banca como para una cinco personas, de hecho pensé en moverme un poco hacia un lado, pero pensé que si ella lo había hecho era porque así lo deseaba.

Llevaba una mochila en sus brazos, y vestía unos jeans azules y la camiseta de su escuela. Tal vez tenía unos dieciséis años, a decir por las facciones de su rostro. Ella abrió la mochila y sacó un libro viejo, y volteó a verme. No pude contenerme y reaccioné igual. Nos miramos. Ella me sonrió y se sonrojó, yo le respondí su sonrisa y devolví mi mirada a mis manos.

Abrió su libro para leer un poco, fue entonces cuando noté que era de poesía. Me pareció sorprendente, el que una persona como ella, le interesara aquel viejo juego de palabras para describir las cosas. Recordé entonces que yo también alguna vez había leído muchos libros de poesía. Recordé aquella vez que no podía encontrar las palabras y tuve que recurrir a los escritos de poesía, y pensé que tal vez ella también necesitaba encontrar esas palabras para expresar algo.

Ella olía muy bien, pues su fragancia volaba fácilmente hasta mi nariz. Si, seguramente era algún perfume caro, ya que solo uno así iría de acuerdo con aquella chica tan linda.

Mis manos estaban a mis lados, y seguramente ella no lo notó, porque también bajó las suyas. Casi rozaron nuestras manos. De pronto, se aproximó el autobús que yo esperaba, pensé que solo por ese día podía esperar al siguiente, y así disfrutar un poco más de tiempo de la compañía de aquella chica. También pensé en como se sentiría ella, quizás había tenido un mal día y pasaba un rato agusto mientras esperaba su transporte. Pensé en irme pero, al final decidí que lo mejor era quedarme ahí.

En ese momento me dije a mi mismo que si no había tomado el autobús, cuando menos debería hablarle a la chica. Pensé en todas las maneras diferentes para hablarle. "Hola, ¿te gusta la poesía?", no mejor algo más directo "Hola...". Pero entonces, ella comenzó a llorar. Sí, apesar de que no la conocía, y ni siquiera había cruzado una sola palabra con ella, me sentía casi obligado a hacer algo. "Qué debería decirle", pensé. Si tan solo supiera por qué llora, si tan solo supiera, yo podría consolarla. Tal vez acababa de afrontar la pérdida de un ser querido, o quizás estaba triste por otra persona, de cualquier forma ella lloraba y yo no podía remediar nada.

Entonces, respiré profundamente, y le pregunté por qué lloraba. A lo que ella respondió: "De verdad, nunca nadie había hecho algo tan hermoso para mi". En ese momento me sentí tan extrañado que no pude entender a lo que se refería, pero ella leyéndome la mirada y sin dejarme contestar me dijo: "Te eh visto desde hace un tiempo, siempre vienes y te sientas en esta misma banca a la misma hora después de la escuela. Y siempre con una mirada perdida, como si pensaras en miles de cosas. No lo sé, pero desde hace un tiempo había querido conocerte, y hoy me dije que te hablaría... al principio no estaba segura pero cuando vi que preferiste pasar un poco más de tiempo aquí a mi lado, a pesar de que ni siquiera me conoces, eso es lo más hermoso que alguien allá hecho por mi".

Me quedé callado, no podía creerlo. A decir verdad, nunca nadie me había dicho algo así. Supongo que a lo largo de mi corta existencia jamás había causado tal impresión en alguna persona, de hecho, ni siquiera mis amigos me habían expresado eso. Pero yo estaba ahí, y lo único que veía era ese par de lágrimas rodando por sus mejillas. Sin palabras, tomé su mano y la miré directamente a los ojos. Al principio su mirada era baja, pero poco a poco fue levantándola hasta que pude leer claramente su rostro. Era como leer un viejo libro de poesía, porque expresaba toda esa tristeza que llevaba por dentro.

Platicamos, y me dijo que su casa no estaba tan lejos, así que la acompañé hasta allí. Las palabras eran cortas, nuestras miradas largas, e incluso, argumentando que hacía un poco de frío, pude caminar abrazándola. Hablamos de todo pero jamás nos dijimos nuestros nombres, era como si nuestras almas se conocieran desde siempre, no necesitábamos de nada, solo de nosotros mismos.

Por último me despedí y la abracé . Jamás volví a verla, pero nunca olvidaré aquel día.

2 comentarios:

Breny dijo...

Waoo, es lo más lindo que he leído!
Hoy estaba un poco triste, y dije, debo buscar alguna imagen que me devuelva la sonrisa.. y puse "felicidad" en google, apareció la imagen de la niña mirando la luna, y quise verla, la abri y me encontré tu blog. MUCHAS GRACIAS!

Breny dijo...

Lo que escribiste de la parada de autobus es lo más lindo que he leído....

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