Había una vez... ella

Sí, recuerdo aquella vez que salí de la escuela, caminaba como todos los días hacia la parada del autobus. Ese día llovía, comenzaba a empaparme, pero a mi me gusta la lluvia así que no había problema. Era tarde, la mayoría de los alumnos ya habían salido y yo como siempre me quedé jugando videojuegos. Solo caminaba, mientras pensaba en lo hermoso que es caminar bajo la lluvia. De pronto, mientras pasaba cerca de una plaza, la vi. Era aquella persona por la que me gustan los días lluviosos, estaba junto con su novio, intentando mantenerse secos debajo de un paraguas. Ella solo lo miraba, como cuando mira una princesa enamorada a aquel principe, y él solo se mantenía molesto porque al parecer el agua había entrado a sus zapatos.


Seguí caminando hasta llegar a la parada del autobus, y no pude evitar seguir viendo a aquella pareja. Al pasar de los minutos él se tornaba cada vez más frío, mientras ella trataba de tranquilizarlo, él solo parecía querer discutir. Lo que tenía que pasar pasó, y él se fue, dejándola sola. Ella parecía melancólica. En ese momento solo pensé en lo injusto que es el que alguien haga llorar a una persona tan linda. Pero el autobus se acercó y yo solo hice la parada y me fui.

Un día, yo estaba muy molesto porque nada me salió bien. Odié a alguien por haberme hecho llorar, así que decidí caminar. Tarde y lloviendo, el mejor momento para una caminata lenta. De pronto, mientras me acercaba a la parada del autobus, la vi. Era aquella persona por la que me gustan los días lluviosos, estaba junto con su novio, intentando mantenerse secos debajo de un paraguas. Pero, esta vez, la mirada de ella solo era al piso, como si quisiera leer algo ahí, y él parecía como si le estuviese diciendo algo.

Seguí caminando hasta llegar a la parada del autobus, y mientras me acercaba pude ver con más detalle lo que ocurría. El autobus se aproximaba y él hizo la parada. Ella lo abrazó, sin retirar la mirada del piso, y lo despidió. El autobús se fue, pero esta vez yo no lo tomé. Empezó a llorar, primero despacio. Luego, se llevó el brazo a los ojos secando sus lágrimas, pero luego empezó a llorar desconsoladamente, tomando su rostro con sus manos. Sus hombros se movían cuando sollozaba. Dejó caer su mochila, que tenía sobre un hombro. Llovía, pero igual todo el mundo hubiera podido ver que lloraba. Felizmente no había nadie, solo yo. Apreté mi mano fuertemente, dentro de mi bolsillo. Y decidí que tal vez, solo por ese día podía caminar hasta mi casa.

Solo pensaba que no es justo que alguien que tú amas con toda tu vida, te trate así, como si fueras una basura. No es justo que alguien como ese chico haga llorar a una chica tan linda. No es justo, tampoco, que ella haya tenido que quedarse llorando en un frío paradero. ¿Qué hubiera hecho? No podía cruzar y decirle cosas como "todo estará bien" o "él no te merece". Me hubiera mirado seriamente y me hubiese preguntado: "¿Acaso tú sí?".

Le hubiera respondido: "Sí, yo sí te merecería. Porque yo te diría ‘te quiero’ a cada minuto que estemos juntos, y, si no lo estamos, te llamaría o te mandaría mensajes diciéndotelo. Te abrazaría todos los días y jamás para despedirme para siempre. Te vería leer todos los libros que tienes, así como lo he estado haciendo por mucho tiempo y te preguntaría de qué tratan, porque nada me interesaría más que tú y todo lo que haces. Quisiera que leas así mis ojos, con tanta concentración, con esos ojos serios que tanto me encantan. Me encantaría que me tomes el brazo al caminar, te protegería del frío y de la lluvia, a menos que te guste la lluvia, como a mí. Yo jamás te haría llorar, solo de risa, cuando te cuente alguna locura mía. Yo jamás te haría llorar".

Pero apreté mi mano, fuertemente, en mi bolsillo, me di media vuelta y me fui caminando...