Ella lo miraba mientras lo veía irse corriendo una vez más.
Solo existía una persona en el mundo que podía hacerlo correr. Aquella persona con la cual ella jamás competiría, y la razón por la cual permanecía solo en silencio.
Aquella vez ella no dijo palabra alguna, solo borró su sonrisa y sostuvo el paraguas a mitad de aquella lluvia.
Susurró para sí: “Todo lo que quiero es gustarle a la persona que me gusta. ¿Por qué? Parece que nunca va a pasar. Siempre es así… siempre.”
No hay comentarios:
Publicar un comentario