4/12/2008

Te lo voy a contar todo...

Ayer, mientras caminaba por la calle, vi a una pareja mayor, caminando tomados de la mano. Esas son el tipo de cosas bonitas que ya casi no se ven, y pensé “quizá… algún día”.

“Qué difícil debe ser mantener una relación feliz”, pensé. Tal vez la clave sea una buena comunicación; sin temores y sin secretos, ¿cómo sería contarse todo? Debe ser algo así como:

“Quisiera contártelo todo, aunque no todo de una vez, sino cosa por cosa. Quiero que sepas todo de mi, de la misma manera que yo quiero saber todo de ti. Se que hay cosas que no serían tan fáciles de decir como otras, pero cuando no puedas decirlas, entonces cuéntamelas con una mirada, que yo les diré a mis oídos que te escuchen cuando miras”.

Pero eso no fue lo único interesante que vi, mientras platicaba con “aquella persona por la que me gustan los días lluviosos”, había un muchacho sentado cerca de nosotros y noté que volteaba constantemente a verla a ella; nunca creí que fuera eso, pero para mi sorpresa, la estaba dibujando. En ese momento sentí tanta envidia de él, no porque quisiera retratarla, sino por su libertad y por el gran amor que, según parecía, tenía por lo que hace. (Yo podría retratarla, pero con palabras).

En mi caso, yo amo leer y escribir, aprender y enseñar, son las cosas que, en lo personal, me traen más satisfacción. Así que me dije, “quisiera contártelo todo, pero en un papel. Contarte lo mucho que me gusta mirarte y que me mires, o que seas tu la que busque mi mano cuando estamos juntos. Y que, por cierto, me encantan tus manos, aunque algunas veces estén un poco frías, a diferencia de tu espalda que siempre está tibia. Hay tantas cosas, como que cerrar los ojos si funciona, solo que tenías que darme un beso antes, o que odio los 5 minutos que tengo que esperar antes de que salgas de tu casa por las mañanas, y que cada día tengo que inventar palabras nuevas solo para no decir más veces te quiero. Me encantan los momentos contigo, son perfectos…”

Lo único que al principio me daba miedo, era llegar a un punto en el que ya no hubiera nada que decir. Pero estoy seguro que nunca llegará pues siempre habrá algo que decir, y formas nuevas de decir “te amo”. Y ahora que lo pienso bien, “te lo voy a contar todo…”.

Derechos Reservados a Danymalo

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